Poner límites, clave para evitar conductas agresivas en niños y adolescentes

Con motivo de la celebración del Día Internacional del Niño, 20 de noviembre, miembros de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), han destacado la importancia de mantener una “educación coherente en forma y tiempo” de los menores, ya que la estabilidad del ambiente social y familiar del menor “es esencial a la hora de prevenir los trastornos mentales en los menores”.

A este respecto, el doctor López Rodriguez, vicepresidente de la ASEPP, asegura que los entornos de familias desestructuradas y caos social, son el ámbito perfecto para la proliferación de desequilibrios mentales en los niños, que “no poseen las armas mentales suficientes para defenderse o aislarse psicológicamente en un entorno hostil”. Igualmente, considera “fundamental” establecer una serie de normas y límites a niños y adolescentes para que “sepan en cada momento a qué atenerse”, prevenir así “conductas agresivas” y “poner freno a una rebeldía descontrolada”.

“El desarrollo social actual provoca que los padres consientan sobremanera a sus hijos, influenciados por el estrés, el cansancio o el cargo de conciencia a la hora de imponer horarios o normas en relación al poco tiempo que el trabajo o las actividades extraescolares permiten pasar con los más pequeños”, explica el doctor.

Sin embargo, según añade, este tipo de actitudes hacen un “flaco favor” al menor, dado que “entre líneas se le está trasmitiendo el mensaje de ser el pequeño rey de la casa”. Además, es una conducta que luego extrapolará al resto de la familia, al colegio o al grupo de amigos, donde “la competencia con otros pequeños reyes provocará una gran frustración que puede derivar en un trastorno de la conducta o de la alimentación”.

A este último aspecto, asegura el doctor López Rodriguez, no ayuda el tratar la comida como un premio o una recompensa. “La instrumentalización de la comida contribuye a favorecer los trastornos alimenticios”, asegura, ya que se puede “desvirtuar por completo” su función nutricional y energética, y convertirla en una herramienta con la que hijos y padres juegan a su antojo.

NO PRECIPITARSE EN EL DIAGNÓSTICO DE TRASTORNOS MENTALES

Por otro lado, el vicepresidente de la ASEPP asegura que actualmente no está aumentando la prevalencia de trastornos mentales en niños, sino que hay una mayor sensibilización que deriva en una “mejor identificación de los mismos”.

En esta misma línea, explica el doctor López Rodriguez, “no es conveniente incurrir tampoco en un diagnostico precipitado y por tanto muy probamente erróneo, no todos los niños moviditos tienen trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), ni todos los niños tristes están deprimidos”.

“El ritmo actual hace que precipitemos la madurez de nuestros menores, no dándoles tiempo a crecer al ritmo debido”, indica el experto, que aboga por baremar a los hijos “con el mismo nivel” cuando uno era pequeño.

Fuente:

Europa Press